jueves, 25 de noviembre de 2010

A

De Ana María. La primera de las letras que nos hacen aprender de pequeños; el principio del abecedario, la inicial de mi nombre; el principio de este blog. También el primer intento (se renovará semana a semana, con cada letra) de explicar por qué me decidí a comenzar a narrar este testimonio. 

Una de las preguntas más importantes para cualquier persona es –o debería ser- la que se nos viene a la cabeza tantas veces en la vida: quién soy, qué hago aquí en este mundo, cuál es mi lugar. La mayoría de gente somos capaces de responder a este dilema a través de nuestros lazos familiares. Soy hija de. Hermana, sobrina. Padre, tío. Soy parte importante de la vida de gente que me quiere, que me aprecia como soy.   

El problema realmente importante viene cuando a ese primer Quién soy hay que sumarle, conforme uno va creciendo, el hermano difícil, la pregunta eterna: Qué me define; Qué me hace disfrutar y sentirme realizado como persona, a qué me dedico, quizá; qué he hecho en la vida. Responder a esta segunda fase del Quién soy, ya se sabe, suele ser algo más complicado.   
Me gustaría transmitir en este blog mi manera de responder a ese Quién soy. Quiero ayudar, si es posible, a través de lo que creo y lo que puedo aportar, a gente que no sepa cómo responder a esa pregunta. A personas a quien la vida les ha puesto en circunstancias difíciles, por problemas de salud, económicos o emocionales. Personas que no saben cómo seguir adelante porque les han metido en la cabeza que no pueden.

Además de ser hija, hermana, sobrina, tengo la suerte de ser capaz de disfrutar de muchas cosas. Estudié piano, solfeo y harmonía durante muchos años, dando conciertos de este instrumento con los demás alumnos en una sala de teatro para familiares. Disfruto con las artes plásticas, en especial la pintura y el dibujo. He hecho exposiciones individuales y colectivas. Hago también rompecabezas. Son todas actividades que me gustan. ¿Me ayudan a, como comúnmente se dice, realizarme como persona?
Creo que no. Y no porque no tengan ese potencial, que lo tienen, sino porque al cabo de tantos años he llegado a la conclusión de que no se trata tanto de la actividad que realicemos, sino de la actitud ante ésta, de lo que nos puede enseñar. La vida nos pregunta a todos quiénes somos y cada uno responde lo mejor que puede, con sus virtudes y defectos; con sus alegrías y sus penas. Decidí tomarme estas actividades de las que disfruto con optimismo y respeto hacia quién soy y los demás. Así que aquí estoy.

Soy Ana, tengo 36 años y tengo una enfermedad congénita llamada distrofia muscular facioescapulohumeral. Desde hace 8 años estoy conectada a ventilación mecánica volumétrica las 24h. Y me consideran una artista.
Bienvenidos a mi blog.

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